“No Vamos a Comprar Lo Que Es Nuestro”

“No Vamos a Comprar Lo Que Es Nuestro”

Impugnación Terra Nullius en los Tribunales de Guatemala
Autoridades ancestrales Maya Q'eqchi ' asisten a la audiencia pública de apelación ante la Corte Constitucional de Guatemala con sus B’aras de mando.. Más de 200 autoridades Q'eqchi ' viajaron de Copones, en Ixcán, a la ciudad de Guatemala para defender sus territorios en Mayo 2016.
Support our journalism. Become a Patron!
octubre 30, 2016
 

Copones es territorio Maya Q’eqchi ‘, ubicada al norte de Guatemala cerca la frontera mexicana con Chiapas. Los pueblos Q’eqchi ‘ han vivido en estos territorios por miles de años, cuidando la tierra y los ríos por generaciones. Su territorio se extiende más de 20,000 hectáreas de ríos limpios y tierras generosas.

Allá se respira autonomía. Mas de 10,000 habitantes están organizados en 36 comunidades encabezadas por Autoridades Ancestrales. Los pueblos viven en su idioma nativo Q’eqchi ‘, con sólo unos pocos jóvenes que hablan español en interacciones fuera de la comunidad. Hasta hace unos años, el territorio solo era accesible a través de un rio; ahora tienen un camino de tierra que les permite acceder a la mayoría de los pueblos en motocicleta o camioneta.

Sin embargo, los pueblos Q’eqchi ‘ de Copones no tienen títulos de propiedad sobre sus tierras.

Son los herederos de los milicianos de la Revolución Liberal quien tienen títulos a estos territorios donde nunca vivieron. En 1905, el Estado de Guatemala emitió títulos de propiedad sobre estos territorios y los regaló como botín de guerra a las milicianos que pedían pago por sus servicios. Los pueblos Maya Q’eqchi’, quienes ancestralmente venían ocupando estas tierras, no fueron ni consultados o informados de que el Estado se había apropiado sus tierras, y las había utilizado como moneda de cambio para pagar las deudas de guerra.

La historia de Copones es un capítulo más en la apropiación masiva de tierras indígenas de todo el Nuevo Mundo bajo la doctrina de terra nullius. El estado de Guatemala hizo la asignación tierras Q’eqchi ‘ después de la revolución liberal de la década de 1870. Se otorgaron títulos de propiedad como “recompensas” a las milicias que exigían sus cuotas. Se declaró el territorio Maya como tierras “improductivas” y por lo tanto ‘vacantes’, rebautizado a la región como ‘Copón de Bolas’ (también conocida como Copones), e inventó títulos de propiedad a la tierra apropiada.

Entonces los territorios Q’eqchi ‘ se distribuyeron como botín de guerra.

Todo es territorio Copones, hasta el otro lado de las montanas en el horizonte. Foto: Manuela Picq

Todo es territorio Copones, hasta el otro lado de las montanas en el horizonte. Foto: Manuela Picq

Los Q’eqchi ‘ de Copones sólo se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo cuando los milicianos se presentaron reclamando la tierra. No llegaron nunca a asentarse, sino que utilizan los títulos para obligar a muchos Q’eqchi ‘ al pago de “renta” para permanecer en su propia tierra, a principios del siglo XX.

En 2015, los herederos de los milicianos reaparecieron. Tampoco fue con la intención de asentarse, les interesa mas vender los ríos de Copones para proyectos hidroeléctricos. Esta vez, las comunidades del Ixcán llevaron la defensa de sus territorios a los tribunales. Cuando los jueces se negaron a reconocer los derechos indígenas a la tierra colectiva en este caso; por lo que los Q’eqchi ‘ pidieron el apoyo de la Asociación de Abogados Mayas.

El litigio alcanzó la Corte Constitucional de Guatemala en mayo de 2016. El Gran Consejo Ancestral de Ixcán está demandando al Estado: Quieren que los títulos de propiedad otorgados a los militares sean cancelados y sean emitidos nuevos títulos de territorio colectivo a nombre de las comunidades Q’eqchi ‘.

Autoridades de San Pedro Cotija (Copones) en consulta legal con las abogadas Mayas Ixquik Poz y Rosa Ixcol (agosto de 2016). Foto: Manuela Picq.

Autoridades de San Pedro Cotija (Copones) en consulta legal con las abogadas Mayas Ixquik Poz y Rosa Ixcol (agosto de 2016). Foto: Manuela Picq.

El caso de Copones es una batalla legal entre los propietarios en la práctica y los propietarios en papel.

La audiencia en la Corte Constitucional el 25 de mayo fue emblemática de cómo los pueblos indígenas están desafiando la doctrina legal de terra nullius en un ya legendario litigio decolonial.

“No vamos a comprar lo que es nuestro”.

Cerca de 220 autoridades Q’eqchi ‘ viajaron a Copones para asistir a la audiencia en la ciudad de Guatemala. Entraron en la sala del tribunal con solemnidad, llevando sus B’aras de mando como símbolos de su autoridad política, las mujeres con sus coloridos huipiles ancestrales, los hombres con sus sombreros de paja.

Cerca de 220 autoridades Q'eqchi ' de Copones asistieron a la audiencia en la Corte Constitucional de Guatemala en mayo de 2016; sosteniendo sus

Cerca de 220 autoridades Q’eqchi ‘ de Copones asistieron a la audiencia en la Corte Constitucional de Guatemala en mayo de 2016; sosteniendo sus “bastones de mando” como símbolos de autoridad y responsabilidad. Foto: José Agry Sian

Los Q’eqchi ‘ de Copones han reunido un impresionante equipo para defenderlos en las cortes. Victoriano Chocooj, del Gran Consejo de Autoridades Ancestrales , representa a cerca de diez mil personas. Juan Castro, de la Asociación de Abogados Mayas está litigando con el apoyo de tres colegas: Claudia Chopen, Edgar de León, e Ixquik Poz. Carlos Pérez Guartambel, abogado Kichwa-Kañari y actual Presidente de la Confederación de Naciones Kichwa del Ecuador (ECUARUNARI), presentó un Amicus Curiae. Diego Cotiy Mas testificó en nombre del Gran Consejo Nacional de Autoridades Ancestrales Mayas, Garífunas y Xincas de las Naciones Ixim Ulew, creado en 2009.

Victoriano Chocooj, del Gran Consejo de Autoridades Ancestrales, habla en nombre de cerca de diez mil personas en la Corte Constitucional de Guatemala. Durante su presentación, todas las Autoridades Q’eqchi ‘ en la sala se paran en señal de respeto y apoyo. Foto: José Agry Sian

Chocooj tomó la palabra en su idioma y le traducía un joven interprete de la comunidad. Todas las autoridades Q’eqchi ‘ en la sala se pusieron de pie, indicando a los cinco jueces en sus túnicas negras quien era la autoridad Ancestral. Chocooj contó cómo habían viajado dos días en autobús para defender los territorios ancestrales, que los abuelos de sus abuelos han protegido durante miles de años. Explicó que hace un siglo el gobierno se aprovechó de su falta de conocimiento de la lengua española y del sistema legal fabricado para apropiarse de tierras ajenas, de tierras Mayas. Su mensaje fue claro:: “No vamos a comprar lo que es nuestro.”

Los jueces del sistema de justicia ordinaria del Estado escucharon el caso para la devolución de los títulos de propiedad a los Q’eqchi ‘ de Copones. Foto: José Agry Sian

Contar la historia desde los Mayas: la Reforma Liberal como apropiación de tierras

Juan Castro siguió, enmarcando los títulos de propiedad de 1870 como un acto ilegítimo de la violencia estatal. Presentó investigaciones que demuestran que los territorios de Copones han sido ocupadas y cultivadas de manera ancestral por los pueblos Q’eqchi’ : sacerdotes dominicos en la década de 1600 ya estaban informando sobre las comunidades ocupantes y la agricultura de la zona. Hay evidencia legal que Copones nunca fue “vacía” como afirma el gobierno y que las comunidades han estado cultivando la tierra durante más de 250 años.

Mostró un mapa del municipio Chinipe, al que está unido Copones oficialmente pero que es extremadamente distante y mucho más pequeño que Copones. “¿Cómo podría el municipio de Chinique poseer una tierra tan lejana y mucho más grande que su propio territorio, Honorables Magistrados? Copones es territorio Maya Q’eqchi ‘”.

Juan Castro muestra un mapa del territorio autónomo de Copones con los municipios circundantes para poner en evidencia la distancia física y política que separa Copones de Chinique. Foto: José Agry Sian

Castro contó la otra cara de la historia nacional explicando que la Reforma Liberal no tuvo nada de emancipatoria para los pueblos de Guatemala: al revés, fue la justificación para profundizar la apropiación de tierras orquestada por el estado. En primer lugar, el gobierno colonial autorizó la apropiación de tierras consideradas vacías o inútiles. Después de la independencia en 1847, el Estado declaró vastos territorios indígenas como tierras “baldías” y por ente no productivas . No se trataba de pequeñas tierras pero grandes territorios (cerca de 20,000 hectáreas en el caso de Copones) y eran lo suficientemente distantes como para que las creación de títulos se negociara en mapas en una oficina en la capital, sin siquiera pisar los territorios. El gobierno utilizó el municipio de Chinique para registrar los títulos de propiedad en Copones: se apropiaron de las tierras Mayas, y fabricaron títulos de propiedad para pagar a los ex militares como compensación.

A partir de ahí Copones tenia propietarios por ocupación y propietarios de papel.

Castro se enfocó en 4 argumentos claves en su demanda de devolución de títulos a los pueblos que ancestralmente han ocupado el territorio..

Primero, dijo, es absurdo pensar que los tribunales de Guatemala no están obligados a juzgar este caso; mencionó el Convenio 169 de la OIT y el sistema interamericano de Derechos Humanos como dos mecanismos legales que garantizan explícitamente los derechos colectivos a la tierra.

Muchas comunidades en Copones son accesibles solamente por el rio. Habitantes esperan el barco para cruzar el río y volver a casa al final de la jornada laboral. Foto: Manuela Picq

En segundo lugar, las 36 comunidades de Copones nunca han perdido la posesión y el uso de sus tierras; que siempre han estado allí, cultivándolas de forma continua; el municipio de Chinique no puede invocar a los milicianos como una tercera parte de “buena fé”, porque las tierras fueron robadas, no compradas, y luego fueron regaladas en una violenta e ilegítima apropiación de tierras.

En tercer lugar, también es absurdo argumentar que el caso no puede ser juzgado bajo las leyes vigentes. Castro recordó a los jueces el principio de la unidad del Estado. Todas las leyes están relacionadas entre sí; los derechos colectivos a territorios son inalienables, indivisibles e imprescriptibles. Las naciones indígenas han estado defendiendo sus territorios durante más de un siglo y los tribunales no pueden simplemente decir que no tienen la autoridad para hacer frente a sus demandas.

El maíz es uno de los principales cultivos sembrados a lo largo de todo Copones. Foto: Manuela Picq

Por último, cuando un tribunal sugirió que las comunidades indígenas compren las tierras que se les dieron a los milicianos, les están diciendo que compren lo que es suyo. Esto no sólo reproduce las leyes coloniales, le dice a las sociedades milenarias que renuncien a sus territorios, a su nacionalidad y auto-gobierno, a los derechos colectivos que están garantizados en la Declaración de la NNUU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

“¿Cómo puede un tribunal decirle a Consejos Ancestrales que compren lo que le pertenece?” Demandó Castro.

La territorialidad indígena

En un Amicus Curiae a la corte, Carlos Pérez Guartambel (ECUARUNARI), invitó al tribunal a no redirigir las comunidades mayas a los órganos legislativos. “El gobierno democrático de Guatemala no ha pagado su deuda histórica con los pueblos indígenas. Ésta es una oportunidad de hacerlo”.

Insistió que la constitución de 1985 vino a corregir los errores históricos, y por lo tanto prevalece sobre las leyes racistas anteriores. “Todo acto de despojo es violento”, afirmó, “y así los títulos fabricados tras la Revolución Liberal fueron actos ilegítimos de despojo.”

Viniendo de los Andes, Pérez alabó la riqueza de los pueblos Mayas, por su diversidad de idiomas, sus criterios, su filosofía y sus artes textiles. Lamentó que la riqueza Maya fue destruida por políticas homogeneizadoras como la de 1824 que prohibía hablar lenguas mayas para imponer el español como idioma único y dominante (una regla implementada por los sacerdotes, a cambio de parroquias). “Hoy en día, estamos en la corte para corregir los errores del pasado, para validar la diversidad que nos une”.

Carlos Pérez Guartambel, abogado Kichwa Kañari de Ecuador, se dirige a la corte como Amicus Curiae. Foto: José Agry Sian

Se centró en nociones indígenas de territorialidad, que van en contra del concepto de terra nullius: los derechos indígenas al territorio son imprescriptibles e inalienables. Sus tierras son inalienables, no son recursos para la venta. “Los territorios se transmiten, no se venden”. Citó el artículo 28 de la UNDRIP garantizar los derechos indígenas a la reparación.

Pérez postuló que los principios de terra nullius son científicamente sin fundamento y judicialmente ilegítimos. Y acordó quien cuida del planeta.

“Somos el 5 por ciento de la población mundial, tenemos sólo el 20 por ciento de la tierra, pero protegemos el 80 por ciento de la biodiversidad.” Los pueblos indígenas no estamos aquí para reclamar la tierra como un bien material, sino para exigir justicia y el respeto de una relación recíproca con la Tierra como madre, dijo. “Venimos con esperanza y con la promesa de vivir juntos en la Madre Tierra.”

Diego Cotiy Mas articulo la primacía del bien común sobre los intereses particulares; “Un acuerdo gubernamental no tiene el carácter de ley”. Su posición insiste en la prevalencia de las sociedades Mayas sobre el estado: “Han sido 502 años de colonización, pero los pueblos indígenas han existido por mucho más tiempo. Su legitimidad como pueblos es suprema, no hay nada para litigar. Juan Castro les dio todos los argumentos judiciales para dar una solución positiva para devolver los títulos de propiedad”.

Diego Cotiy Mas representó al Gran Consejo Nacional de Autoridades Ancestrales de los Mayas, Garífunas y Xincas de las Naciones Ixim Ulew. Foto: José Agry Sian

Edgar de Léon analizó cómo la doctrina de terra nullius fue diseñada para borrar la soberanía Maya del mapa político. Su intento es invisibilizar los pueblos indígenas y quitarles soberanía política. El gobierno actual, pese a las credenciales democráticas, todavía tiene una deuda histórica con los pueblos indígenas – de hecho sólo aparecen en cinco artículos constitucionales.

Claudia Chopen señaló los precedentes legales en la CIDH donde se establecen los derechos indígenas a la tierra comunal. Ella afirmó que una de las definiciones de los pueblos indígenas es la continuidad en la tierra, su preexistencia a la invasión colonial: si son comunidades mayas, su propiedad sobre territorios casi automáticamente precede a títulos estatales. Recordó el Artículo 26 de la UNDRIP’ (1): “Los pueblos indígenas tienen derecho a las tierras, territorios y recursos que tradicionalmente han poseído, ocupado o de otra forma utilizado.”

 width=

Existen 36 comunidades en Copones, fueron 32 las que comparecen juridica. “Las comunidades Q’eqchi ‘ han pre-existido evidentemente, a los gobiernos coloniales; ya existían en el Popol Wuj; ellos ocuparon estas tierras antes de la invasión y durante la época colonial. No es discutible si se trata de un territorio ancestral”.

Cuando llegó el turno de los abogados defensores de intervenir en nombre del registro de la propiedad de Chinipe, los argumentos fueron expuestos en pocos minutos. Ellos afirmaron que los títulos de propiedad fueron una “decisión técnica” a “obedecer a un decreto presidencial.” Ellos dijeron que comprendían las preocupaciones de Q’eqchi’, pero que no había derechos constitucionales que regulen el derecho a las tierras ancestrales, y que deberán dirigir sus reclamos a los legisladores como demanda política y no presentarlo como tema jurídico en la Corte Constitucional.

Con los antepasados

El litigio fue un espectacular ejercicio decolonial. La sala se regocijó con entusiasmo en el momento en que los cinco jueces cerraron la audiencia. No habrá una solución inmediata. De hecho, pueden tardar años en resolverse el caso de los títulos de Copones. Pero fue una exhibición histórica de litigio indígena.

Meses más tarde, cuando los abogados Mayas asistieron a una asamblea general en Copones, había fotos de ese día colgadas en las paredes. La gente recordó a la audiencia con orgullo y emoción.

¿Cómo pueden las comunidades del Ixcán no poseer la tierra que sus antepasados han atendido desde hace más de mil años? ¿Pueden reclamar la tierra sin poseer un título? Las autoridades Q’eqchi ‘ lo expresan de manera sencilla: “Siempre estuvimos allí, más allá de la evidencia judicial o de botines de guerra que disponer.”

Decenas de bastones de mando descansan sobre la mesa, indicando la presencia de muchas Autoridades Ancestrales durante la asamblea general en Copones. Foto: Manuela Picq

Este litigio importa más allá de Copones. Se trata de la propiedad en la práctica frente a la propiedad en el papel. Se enfrentan la noción jurídica de terra nullius con la ocupación ancestral del territorio, las leyes coloniales con las nuevas leyes internacionales que garantizan derechos a los pueblos indígenas.

Es un caso que contesta la doctrina de terra nullius y presiona a tribunales del estado a pronunciarse sobre su propia colonialidad.